Por: Ve’ona Rogers
Como madre, sobreviviente de lupus y activista, conozco el poder de la comunidad. COVID-19 nos ha mostrado la variedad de maneras en las que estamos conectados. Este año, ninguno de mis vecinos ha podido evitar los efectos de la pandemia y, luego de meses de incertidumbre y penuria, es la fortaleza de nuestra familia y el acudir a nuestros vecinos lo que ha ayudado a que mi comunidad sobreviva. Sin embargo, no todos los que tienen un interés en nuestro edificio comparte un interés equivalente en ayudar a que sobreviva mi comunidad. A raíz de COVID-19 la división entre las inmobiliarias corporativas y nuestras comunidades es aún mayor.
En el Condado de Los Ángeles más del 43% de las unidades de alquiler residencial y más del 55% de las unidades multifamiliares les pertenecen directamente a inmobiliarias corporativas. Yo he vivido toda mi vida en el sur centro de L.A., por más de 30 años. Yo nunca he sido propietaria, pero a esta ciudad le he dedicado una buena parte. Siendo joven, mi padre me inculcó que el activismo y el orgullo por tu comunidad son uno solo. Nosotros no esperamos a que el ayuntamiento levantara la basura en los callejones o plantaran árboles en las calles porque, como decía mi padre, “Con dos ojos bien puestos, si ves que algo necesita hacerse, tú velas para que se cumpla”. Los pasos que tomas para fortalecer tu comunidad son un reflejo directo de tu orgullo. Cuando SoLa Rentals se apoderó de mi edificio, yo pensé que compartirían el orgullo y cuidado que mis vecinos le habían invertido a nuestra comunidad. Aparentemente los intereses de SoLa en lucrar se vieron a la par de su deseo de hacer el bien. Sin embargo, luego de años de negligencia, SoLa falló completamente en actuación para hacerse distinguir de la variedad de corporaciones compitiendo por obtener un pedazo de L.A.
SOLA Rentals no es una representación del bien comunitario. Es una empresa, un conglomerado de entidades de iniciativa privada que incluye a SoLa Impact. Las empresas de SoLa colectivamente son propietarias y administran centenares de propiedades en todo los L.A. Cuentan con un extenso historial de acoso a inquilines, desalojos y gestiones de habitabilidad. A lo largo de la pandemia nuestros líderes electos han dejado en manos de los inquilines la carga de proteger a nuestras familias y procurar la salud de la ciudad. Incluso luego de conceder un paquete de asistencia de $100 millones para propietarios, a mis vecinos los seguían dejando fuera de sus casas y amenazándolos con el desalojo por parte de SoLa. Fuese en reuniones, elevando nuestras voces con intervenciones directas o apersonándonos en el comentario público, hemos tenido que luchar por cada una de las protecciones. SoLa Rentals dice que fomenta la vivienda asequible de alta calidad y da resultados de rendimiento financiero superiores. La verdad, SoLa ha disuelto nuestra comunidad al impulsar el desplazamiento. En los últimos 3 años, SoLa Rentals a impulsado agresivamente el “dinero en efectivo por su llave” como oferta a inquilines. Este tipo de cohecho es casi exclusivamente realizado conforme a las tarifas del condado para la asistencia en la reubicación y conlleva a un ciclo de desplazamiento y desalojo para familias del que no se pueden recuperar.
El modelo empresarial de SoLa Rentals genera resultados a costa de los ancianos, incapacitados y residentes de bajos recursos. A medida que pasan años han lucrado al propiciar la salida de nuestros vecinos más vulnerables. Este modelo empresarial no es exclusivo de SoLa. Las décadas de leyes anti inquilines han generado un mercado de vivienda en el que la norma es poner el lucro por encima de la población. Incluso, las decisiones de SoLa en contra de la comunidad son especialmente indignantes porque eligieron tomar la postura de un aliado comunitario. Para muchos, SoLa Impact es una labor de benevolencia a fin de brindar oportunidades económicas y programas cívicos en comunidades con necesidades. Para mis vecinos y para
mí, SoLa Impact es la gran hipócrita de sur centro. SoLa reconoce que el 85% de sus inquilines provienen de orígenes desfavorecidos. Incluso, han decidido ignorar nuestras peticiones de reparaciones y nos han sometido a vivir en condiciones inhumanas. El 1º de julio, llevamos a cabo nuestra primera protesta como sindicato vecinal en contra de SoLa Rentals y dejamos más de 20 avisos de solicitudes para reparaciones al pie de la puerta de sus oficinas. Fue algo necesario luego de tantos años de ser ignorados y fue simbólico de la cortesía que SoLa nos ha demostrado a nosotros que somos sus vecinos durante la pandemia. En vez de sentarse a conversar con nosotros, ellos siguen dejando avisos de desahucio e ignoran nuestras
peticiones. En tanto que se va acercando la fecha de las fiestas, muchos de mis vecinos no han visto cambio alguno en las condiciones de viviendas.
SoLa dice que se esfuerza por prevenir el deshogarismo, romper con la pobreza intergeneracional, generar empleos y ayudar a la revitalización de comunidades con escaza inversión en el sur de L.A., pero están fallando con cumplir tan solo con la más básica de las responsabilidades como propietarios de edificios. Ninguna familia tiene que vivir en las condiciones a las que SoLa Rentals nos ha sometido.
Si SoLa Rentals quiere verdaderamente repartir la buena voluntad y mejorar nuestras vidas durante esta temporada de fiestas, debería de actuar a fin de cancelar rentas y suspender la recaudación de pagos vencidos. Al igual que otras inmobiliarias corporativas, SoLa Rentals tiene a las financieras y fondos comunitarios para tomar decisiones que tendrán un efecto positivo en nuestras vidas. No hay quien pueda decirse ser un miembro de la comunidad cuando está, conscientemente, dejando a familias en las calles durante la pandemia. Si nuestras comunidades van a sobrevivir y recuperarse del todo luego de esta pandemia global, es fundamental que los propietarios estén en conversaciones con las comunidades a quienes
sirven. Nosotros, SoLa Tenants United, le reclamamos a SoLa Rentals su obligación ante el compromiso con nosotros y que sea un ejemplo para todas las inmobiliarias corporativas en la noción del territorio comunitario.